martes, 12 de enero de 2010

PASARON LOS REYES Y LLEGÓ EL COLE

Hola

Pasaron los Reyes y nos dejaron muchos, muchos juguetes; pero también, tras los Reyes ha llegado otra vez el cole.

Pero bueno, lo primero es lo primero.

Los juguetes. Muchos juguetes, papá y mamá no saben donde van a poner tantos juguetes. A mí me han traído casi todas las cosas que he pedido. Lo que más quería se hizo de esperar porque me lo pusieron en casa de las primas y no las ví hasta por la tarde, y era el Saurix, para quien no lo sepa el Saurix es un dinosaurio guardián de mi habitación al que hay que domesticar, jajajaja, y lo mejor de todo es que si se enfada escupe agua, está un montón de guay. También me han traido más cosas que me gustan; el juego Mario Party 8 para la wii, la espada láser doble, el juego de mesa "No panic" (jo pero siempre que jugamos gana papá), más bakugan, ah, y el insecta y robocop pero no los puedo hacer volar por la casa porque se chocan con los muebles y con el techo y ya mi padre me lo ha tenido que reparar varias veces.

Lo mejor es lo de Mario, van los Reyes y le traen muchos juguetes educativos, que si ordenador de Mickey, que si juego que enseña las consonantes, que si puzles para la sicomotricidad fina (esto se lo he oido decir a mis papás), y parece que se olvidan los Reyes que Mario es un niño que lo que quiere es JUGAR. Así que Mario pasa de estos juegos y se pone jugar con un parking de coches, con un coche teledirigido de Mickey (bueno a este le ayudo yo, como sólo tiene dos botones de cada uno de un color yo le voy diciendo a que color debe darle para no chocar), con la nave de los Little Einstein, con mis bakugan, o con una granja y un autobus de los Little People que le pusieron a Jesús en casa de Yeya y que a él le encantó. ¡Si hasta se pone a jugar con dos mellizos que le han traido los Reyes a Claudia! Les da el biberón, les saca el eruptito... Si al final Mario cuando sea mayor va a ser un padrazo. También le encanta un cocodrilo que cuenta cuentos y canta pero que no es suyo sino de Claudia.

A Claudia sobretodo le han traído mucha ropa, puaff, que aburrimiento. Sólo que yo recuerde le han traído una muñeca de trapo, los mellizos en casa de Yeya, unos tambores (que quien juega con ellos es Mario)... pero a Claudia le pasa como a Mario, que con los juguetes que le gusta jugar no son suyos, a Claudia le encanta el parking, la nave de Litlle Einstein...

Lo mejor de todo es que a Mario le han traido los Reyes una bici, y ¡Mario no la quiere ver ni en pintura! ¡Será flojo!

A mis papás también le han traido cosillas los Reyes pero sus cosas son más aburridas.

Otras novedades que contar, que Claudia mañana cumple diez meses y todavía no tiene ningún diente, ahora, eso sí, nada más que quiere gatear y ponerse de pie y agarrarse a los muebles para andar, ¡ah! y le encanta el turrón de choloate Suchard, jajaaja.

Mario está haciendo cada vez más intentos para hablar, ya dice más sílabas, tatararea las canciones, pronuncia mejor las sílaba que sí sabe, ahora bien, lleva dos días en el colegio y dos días que lo ha castigado la seño Manoli por tira las cosas. Está un montón de travieso y es un chulito, jejejejeje.

Y sobre mí, pues que no tengo ganas de ir al cole, llevo dos días y ya he traído a casa un montón de tarea porque me despisto un poco y no me da tiempo terminarla en clase.

Bueno, no sé que más contar, ah, sí, que estoy harto de lluvia!!!!!.


Besitos a todos.

martes, 5 de enero de 2010

EL REGALO DE LOS REYES MAGOS

"Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hijo le contaba de sus actividades del colegio, cuando éste en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
-¿Papá?

-Sí, hijo, cuéntame.

-Oye quiero... que me digas la verdad.

-Claro hijo. Siempre te la digo.- Respondió el padre un poco sorprendido.

-Es que...- titubeó.

-Dime, hijo, dime.

-Papá, ¿existen los Reyes Magos?

El papá se quedó mudo, miró a su mujer intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

-Los niños dicen que son los padres. ¿Es verdad?

La nueva pregunta de su hijo le obligó a volver la mirada hacia él y tragando saliva le dijo:

-¿Y tú que crees, hijo?

-Yo no sé, papá, que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas, pero como las niños dicen eso.

-Mira hijo, efectivamente, son los padres los que ponen los regalos pero...

-¿Entonces es verdad?- cortó el niño con ojos humedecidos.- ¡Me habéis engañado!

-No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen- respondió el padre cogiendo con sus manos el rostro de su hijo.

-Entonces no lo entiendo papá.

-Siéntate cariño y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla- dijo el padre mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.

El pequeño se sentó entre sus padres ansioso de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos.

Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el Niños se puso tan contento y parecía tan feliz que el mas anciano de los Reyes, Melchor, dijo:

-¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño!. Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

-¡Oh, sí!- exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy dificil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría comentó:

-Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.

Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo.

El Niño Jesús que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:

-Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

-¡Oh, Señor!- dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero... no podemos tener tantos pajes... no existen tantos.

-No os preocupéis por eso -dijo Dios- yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

-¡Sería fantástico! ¿pero como es posible?- dijeron a la vez los tres Reyes con cara de sorpresa y admiración.

-Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben de querer mucho a los niños?- preguntó Dios.

-Sí, claro, eso es fundamental- asintieron los tres Reyes.

-Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

-Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje- respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

-Pues decidme, queridos Reyes, ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando cuando la voz de nuevo se volvió a oír:

-Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, Yo ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte, regalen a sus hijos los regalos que deseen.

También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos; pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y, a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a su padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracia a los Tres Reyes Magos todos somos más felices.

Cuando el papá hubo terminado de contar esta historia, el niño se levantó y dando un beso a sus padres dijo:

-Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contento de saber que me queréis y que no me habéis engañado.


Y corriendo se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:


-No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.


Y todos se abrazaron mientras a buen seguro, desde el cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escenda tremendamente satisfechos."





Dedicado a mi hijo Agustín al que un compañero del colegio le ha dicho la gran mentira de que los Reyes Magos son los padres, gracias a Dios, su corazón es tan sencillo y noble, que no lo ha creído.


Dedicado también a todos aquellos que como yo, con casi cuarenta años, siguen viviendo con ilusión esta noche mágica y que SI CRREN en Melchor, Gaspar y Baltasar.


¡FELICES REYES!