lunes, 14 de octubre de 2013

Volvemos a encontrarnos...


Después de tener el blog abandonado, hoy me he decidido a escribir. Lo voy a hacer yo, Agustín, el papá, o mejor, “el padre de Mario” como en muchos sitios me conocen, jejejeje, uno puede llegar a perder hasta su propio nombre.
Tenía ya en mente la idea de volver a escribir, pero no encontraba el momento oportuno, y hoy, esta tarde, me he decidido a retornar a este viejo blog.
Quizá la mecha haya sido una compañera de trabajo, quien esta mañana me ha comentado que unos amigos suyos acaban de tener la gran sorpresa de tener un bebe con síndrome de down. No lo esperaban, la sorpresa claro, no el bebe, y me cuenta que le está costando hacerse a la idea.
Nuestro bebé con sorpresa tiene ya 8 años, y cada día que pasa nos sigue sorprendiendo con algo nuevo. Cada día es una nueva aventura con Mario, aunque mentiría si dijera que también para nosotros es una sorpresa cada día Claudia y Agustín. Quizá la diferencia es que, como buen amante del ciclimo que soy, no es lo mismo ascender un puerto de categoría especial como el Tourmalet, que subir a Medina o a Vejer; la satisfacción de llegar arriba del puerto es la misma, aunque en el Tourmalet tienes que pedalear un poquito más y sufrir porque algunas rampas son más empinadas que otras.
Pero tras 8 años, ahí está Mario, un niño feliz, simpático, travieso, que tiene locura con su hermana Claudia y para el que lo que diga su hermano Agustín va a misa.
Recopilando algo todo lo ocurrido en este tiempo en donde no hemos escrito nada, podría decir que Mario está en segundo de primaria. Sigue en su cole, el Liceo, donde me lo tienen un poquito mimado, vamos, que para Mario que lo castiguen mandándolo al despacho del director, como que no. Sigue con su logopedia, su natación, montando a caballo y bailando en la academia de danza “Flic Flock”. Una agenda completita que nos hace ir a sus papás de aquí para allá, pero cualquiera que tenga hijos ya sabe lo que son las actividades extraescolares, en eso no hay ninguna diferencia. Aparte, tiene sus tareas del cole, que ya estamos en segundo de primaria y eso es otro nivel; sin ir más lejos, este fin de semana se ha tenido que estudiar las partes del cuerpo, que es un esqueleto, algunos músculos... Hasta ahora sólo ha repetido un curso, el de 5 años.
Le encanta jugar con los clicks de Playmobil (y a quien no, jejejeje), sobre todo con los caballos y los dinosaurios (en eso ha salido a su hermano); le encanta ver los dibujos en la tele y le gusta mucho la película “Brave” aunque él la llama “Mérida”.
Y todo esto a cuento de que, pues que todos sufrimos cuando nos nace un niño con discapacidad, en este caso síndrome de down, pero tras la sorpresa inicial (en el buen o mal sentido, según cada uno) te das cuenta que sólo tienes que trabajar un poco más que con el resto de tus hijos, y que, por ese pequeño esfuerzo de más, vas a ser recompensado con sus besos, sus risas, sus caricias... que no tienen precio. Sino, pruébalo, ya verás.